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La litiasis urinaria, mejor conocida como padecimiento de cálculos en los riñones o en la vejiga, es la acumulación de la misma orina, formando cuerpos sólidos de distintos tamaños. Se le llaman “cálculos renales” si éstos se presentan en los riñones, “cálculos ureterales” si éstos se encuentran en el uréter (conducto urinario que comunica el riñón con la vejiga) o “cálculos vesicales” en caso de encontrarse en la vejiga.
El principal motivo es la acumulación de sales en la orina o la falla al procesar inhibidores en la orina.
Dependiendo del tamaño de los cálculos pueden ocurrir distintos síntomas. Si estos son muy pequeños, pueden pasarse a la hora de orinar sin mayor dolor o problema. Sin embargo, de ser más grandes puede presentarse lo siguiente:
Técnicamente conocido como cólico nefrítico, el dolor es causado al quedar bloqueadas las vías urinarias a causa de los cálculos. Este dolor se presenta en la espalda baja y corre hasta el vientre bajo y genitales. Además, el dolor es acompañado de vómito, vientre inflamado y sudoración excesiva.
Se debe modificar la dieta a una más sana y balanceada la cual incluya líquidos (agua simple es la mejor recomendación) sin contener altos niveles de sodio, sal y azúcares.
Durante los últimos 25 años el tratamiento de la litiasis urinaria ha evolucionado drásticamente. La alternativa de cirugía convencional, prácticamente la única opción de tratamiento hace 25 años, ya no es utilizada en la actualidad. El desarrollo de nueva tecnología permite ahora tratar la litiasis con métodos menos invasivos y más efectivos. El objetivo de cualquiera de estos métodos es realizar la fragmentación del cálculo “litotricia” y extraer o favorecer la eliminación de los fragmentos del cálculo.
Fundamentalmente existen dos métodos de litotricia: litotricia extracorporea o litotricia intracoporea.
Consiste en la fragmentación del cálculo a través de la aplicación de descargas de energía (ondas de choque) formadas desde afuera del cuerpo (extracorporea) por un generador de energía. Estas ondas de choque viajan a través de la piel y de las distintas estructuras corporales hasta hacer blanco con el cálculo. El impacto repetido de descargas u ondas de choque, favorece la fragmentación del cálculo, que después es eliminado en forma de arena o fragmentos muy chicos a través de la orina sin molestias.
Esta es la alternativa de tratamiento menos invasiva, sin embargo, es también la alternativa de tratamiento que tiene el mayor riesgo de falla. La posibilidad de éxito con esta opción de tratamiento depende de una selección adecuada en relación al tamaño del cálculo, la consistencia del cálculo, la localización del cálculo.
El Láser Holmium es una herramienta multifuncional en procedimientos endoscópicos y laparoscópicos de mínima invasión. Este Sistema es extremadamente eficaz en la fragmentación de cálculos de todo tipo de composición y vaporiza cualquier tipo de cálculos renales. Su principal característica es que no hay irradiación de calor fuera del punto de aplicación lo cual evita quemaduras a tejido sano. El tratamiento se hace mediante endoscopía y el paciente requiere estar anestesiado durante el procedimiento.
Se introduce el endoscopio (ureteroscopio o ureteronefroscopio) que es un tubo de fibra óptica con punta rígida o flexible el cual está conectado a una cámara. Una vez que se ha llega a visualizar el cálculo, estos se comienzan a fragmentar mediante la pulsación del láser. La fragmentación se puede controlar bajo visión hasta asegurarse que el cálculo se ha destruido por completo. Algunos fragmentos pueden ser extraídos a través del mismo endoscopio utilizando instrumentos finos de agarre y tracción para los fragmentos.
Utilizar un instrumento endoscópico dentro de las vías urinarias puede ocasionar inflamación de las mismas y esto a su vez dificultar el libre tránsito de orina desde el riñón hasta la vejiga. Por tanto, es frecuentemente necesario colocar después del procedimiento endoscópico un catéter interno (catéter ureteral doble J), este catéter permanece en forma temporal dentro de las vías urinarias, y aunque en ocasiones produce molestias en el momento de orinar, permite hacer las actividades físicas convencionales sin mayores restricciones.
Adicional a las molestias al orinar relacionadas al catéter ureteral, en algunos casos, se puede presentar sangrado leve en la orina, generalmente limitado a no más de 5 días.
El paciente puede ser egresado a casa unas horas después del procedimiento, en cuyo caso es recomendable que algún acompañante maneje de regreso o permanecer no más de una noche en hospital. El médico le recetará antibióticos y antiinflamatorios, y cuando el caso lo requiera medicamento para el dolor. El paciente puede regresar al día siguiente de la cirugía a las actividades normales.
Durante las próximas semanas, el paciente deberá tomar muchos líquidos, de 8 a 10 vasos de agua al día; esto para ayudar a pasar cualquier fragmento que se haya dejado atrás y además para prevenir que el problema se repita.
Un mes después del procedimiento, se solicitará realizar un estudio metabólico que consiste en la evaluación en orina de 24 hrs y en sangre de varios factores que pueden intervenir de una o de otra forma en la formación de cálculos urinarios. Este examen se complementa con el estudio químico y cristalográfico de la formación de los fragmentos de cálculos extraídos. La intención de este estudio es ayudar a prevenir la formación recurrente de cálculos urinarios.
Como puede darse cuenta, el tratamiento de los cálculos urinarios se lleva a cabo ahora a través de procedimientos mínimamente invasivos y de bajo riesgo.
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